EL SANTO
Aquel hombre salió de su casa, ahí afuera se terminaba de poner el cinturón, vio a una vecina que iba a cruzar la calle con su carreola dentro de ella un bebé de meses de nacido :
-señora, por favor permitame ayudarla.
-espero no sea molestia don Faustino.
-para nada doña zully, es un placer brindarle mi ayuda y protección.
-que buen hombre es usted, siempre tan atento con quienes lo necesitamos, es usted un pan, su hija y su esposa deben estar orgullosas, por cierto no las he visto.
-tiene días que se fueron a ver a mi suegra, esta en malas condiciones, me temo que pronto morirá y con ello mi esposa e hija querrán quedarse a vivir allá, ya que heredarán la casa de su madre.
-usted también se irá con ellas?
-no creo doña zully, ya tengo mi vida echa aquí, tendré que vivir en soledad.
-no diga eso, a usted le sobrara la compañía, muchas se mueren por sus atenciones qué les da, la verdad yo también muero por un hombre como usted.
-por favor, me sonroja, bueno me voy, tengo que hacer unas compras.
-gracias faustino y le dije la verdad, moriría por usted.
Faustino se fue sonriendo, dejando atrás a una coqueta e ilusionada zully suspirando y pensando :
-que hombre!! , como puede su mujer dejarlo solo? Pobre de ella, si lo descuida lo pierde y como el, muy pocos en el mundo.
Faustino hizo lo que debia ese día, sin dejar de ser amable con sus semejantes y sonriéndoles todo el tiempo, la amabilidad, dulzura y bondad era su tarjeta de presentación, era estimado por todo el mundo. Cuando llego a su casa, dejo las bolsas en el piso, se quito el cinturón, lo puso en una mano, con la otra tomo las bolsas de compras y luego cerro la puerta, fue a la cocina, dejo las bolsas ahí y luego entró a un cuarto oscuro, prendió la luz, su semblante había cambiado, su rostro duro lleno de odio, sus ojos secos desorbitados y una voz nada parecida a, la que usaba afuera, dijo :
-ya vine par de estúpidas.
Les hablaba a dos mujeres amarradas y amordazadas de la boca, en sus cuerpos se distinguían signos de total violencia y marcas echas con la hebilla del cinturón qué usaba para golpearlas, eran su esposa e hija.
-en verdad creían que dejaría que me denunciaran a la policía por maltrato y daños psicológicos? Pinches viejas tan p3nd3jas qué son, ya no tiene caso tenerlas aquí, por la noche me las llevaré, ya todos saben que no están aquí y que a lo mejor ni vuelven, llévense sus demandas al infierno malditas malagradecidas.
En la colonia nunca se volvió a saber de ellas, Faustino actuaba como el Hombre resignando a perder a su mujer e hija y pregonaba qué no se cerraría al amor, claro actuando con esa siniestra amabilidad qué era una trampa mortal para, quienes caían en ella y sucedió semanas más adelante, en la puerta de Faustino se escucho el timbre, era zully quien estaba afuera :
-hola Faustino , se que estas solo, si necesitas compañía puedo dártela.
-que agradable sorpresa zully, tu compañía es lo mejor que me pudo suceder ahora, pasale por favor.
-te dije una vez que moriría por ti Faustino ?
-si zully, lo recuerdo perfectamente, toma asiento iré a la cocina a preparar café, tenemos mucho que platicar.
-adelante Faustino te espero aquí entonces.
El hombre fue a la cocina, preparo café, trataba de ocultar su sonrisa tan siniestra de triunfo, mientras luchaba por no quitarse el cinturón y usarlo contra la visita :
-aun no , esperare el tiempo prudente y luego le enseñare cual es su lugar aquí, por la buena o por la mala.............. Esta última es la efectiva. (pensó y luego fue al encuentro de su próxima víctima, con el café en la mano, pero mil ideas malévolas en su mente)
"y pensar que en este momento nos estamos enamorando de nuestro verdugo, eso es lo siniestro de la doble moral , diablos vestidos de santos"
AUTOR:ROSTRO MALIGNO
Comentarios
Publicar un comentario